“DON DIEGO, DON ALONSO CABALLERO Y SU HIJO” Y “DOÑA LEONOR, DOÑA MENCÍA DE CABRERA Y SUS HIJAS” PEDRO DE CAMPAÑA
“DON DIEGO, DON ALONSO CABALLERO Y SU HIJO” Y “DOÑA
LEONOR, DOÑA MENCÍA DE CABRERA Y SUS HIJAS”
PEDRO DE
CAMPAÑA 1503-1580
DON
DIEGO, DON ALONSO CABALLERO Y SU HIJO Y DOÑA LEONOR, DOÑA MENCÍA DE CABRERA Y
SUS HIJAS. 1555-1556 ÓLEO SOBRE TABLA 104X95 Y 105X95 CM, SEVILLA, CATEDRAL.
PROCEDENCIA: En el mismo lugar para el que fueron pintados: retablo de
la capilla de la Purificación de la Catedral de Sevilla.
Estas tablas forman parte del retablo
de la capilla de la Purificación de la Catedral de Sevilla, también llamada la
capilla del Mariscal, por don Diego Caballero que llegó a ser Mariscal.
Don Diego de joven viajó a las Indias,
primero fue a La Española, actual Santo Domingo, y después participó en la
conquista de Perú. Cuando volvió a La Española, Carlos V en 1536, en pago a sus
servicios, le nombró Mariscal y contador mayor de la isla. En 1540 volvió a
Sevilla donde fue nombrado caballero veinticuatro de Sevilla. Hizo una gran
fortuna que continuó dedicado al comercio de las Indias, fundando junto con su
hermano una compañía de exportación e importación, que continuó su viuda doña
Mencía. Eran dos hermanos casados con dos hermanas.
El 12 de enero de 1555, don Diego
Caballero encargó estas obras a Pedro Campaña y a Antonio de Alfián, aunque
este último, solo se encargó de la policromía y toda la pintura fue obra de
Pedro de Campaña.
Había una idea inicial de la
distribución de los representados: “ en los espacios de banco entre los
pedestales debaxo de los dichos tableros
el rretrato del señor mariscal contrahecho del natural y de la señora su mujer
y en el otro espacio el rretrato de Alonso caballero su hermano que aya gloria e
de la señora su mujer y sus armas en ambos lados a do mejor puedan estar”.
El cambio de figurantes seguramente se
debió a que quisiera perpetuar también la memoria de los descendientes de su
familia, como entonces, hacían los donantes. Y así la distribución final fue: a
un lado don Diego, don Alonso y el hijo de éste y al otro lado, doña Leonor y
doña Mecía Cabrera y sus tres hijas.
La representación se modernizó, ya que
no se puso a los donantes arrodillados rezando, sino de pie en actitud de
meditación. Así era la nueva tendencia.
Seguramente estos retratos serán los
precursores de retratos de Velázquez como la madre Jerónima de la fuente. Sobre
todo, teniendo en cuenta que estaban en la Catedral de Sevilla.
En el caso de los figurantes masculinos,
además de ser tres cuartos, están dirigidos hacia el centro, destacando el
mariscal con su pelo y barba cana y mirando al espectador, mientras los otros
dos miran hacia arriba y hacia la derecha. El mariscal tiene un gran aspecto
realista.
En los retratos femeninos en el lado de la epístola, rompen la simetría las dos niñas menores con los rostros enfrentados, concediendo una gran similitud en las cinco y despiadadamente poco agraciadas.
Bibliografía de apoyo "El retrato español del Greco a Picasso
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